Se llama Gene Sharp, es el experto en revoluciones no violentas más prestigioso del mundo, e incluso ha sido nominado al premio Nobel, pero casi nadie lo conoce.
Hace casi dos décadas, este ilustre filósofo escribió De la dictadura a la democracia, y, según los expertos, esta ha sido una de las guías de cabecera de los rebeldes que desataron (y siguen realizando) la "primavera árabe" en Túnez, Egipto, Siria, Libia, y también de las revoluciones de otros países del norte de África, Guatemala, Serbia, Ucrania, etc. Sus trabajos ha sido traducidos a más de treinta idiomas y sus libros pasan, de frontera en frontera, a escondidas de las policías secretas en todo el planeta.
En su obra más mítica (e imprescindible), Sharp desarrolla el argumento de que el "desafío político masivo" es más eficaz que la resistencia violenta para cambiar sistemas políticos opresivos y abrirlos a la democracia. Hundiendo sus raíces en la firme resistencia de Martin Luther King y Mahatma Ghandi, Sharp nos dice que el poder político, el poder de cualquier estado (independientemente de su organización estructural interna) deriva de los individuos del estado. Su creencia fundamental es que toda estructura de poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
En su opinión, todas las estructuras efectivas de poder tienen sistemas complejos mediante los cuales extraen la obediencia de los individuos. Estos sistemas incluyen instituciones específicas (policía, juzgados, entidades reguladoras) pero también pueden incluir la dimensión cultural, que inspira obediencia introyectando la idea de que el poder es monolítico, y, por lo tanto, único, sólido y casi indestructible (el culto divino a los faraones egipcios, las normas éticas y morales, los tabúes, etc). A través de estos sistemas, los individuos son enfrentados con un sistema de sanciones (prisión, multas, ostracismo) y recompensas (títulos, riqueza, fama) que influye en la extensión de su obediencia.
La debilitación y subordinación de las instituciones sociales, económicas, políticas y culturales al interés de un grupo de mandamases, tienen una consecuencia fatal: la atomización (o fragmentación) de la población, pero sobre todo su pérdida de confianza en sí misma para actuar.
¿Cuáles son las opciones, entonces, para derrotar una [a menos que sea Islandés, introduzca el sistema de gobierno actual de su país aquí]? Ante todo, hay que tener en cuenta un hecho vital: escoger la violencia como mecanismo de resistencia es querer pelear con las mismas armas y en el mismo terreno del enemigo; éste, casi siempre está mucho mejor equipado para enfrentarse a ese tipo de conflicto, y las consecuencias, tanto en vidas como en daños materiales, resultan devastadoras.
Sharp descarta como alternativas: el golpe de estado (deja intactas las élites de poder); las elecciones (no resultan más que simulacros manipulados por el dictador); y el apoyo de extranjeros que, con frecuencia, tienen su propia agenda, nada desinteresada.
Concluye, entonces, que hay cuatro medidas inevitables para vencer al poder:
1- Fortalecer a la población en su determinación de lucha,
3- Crear una fuerza poderosa de resistencia, y
4- Desarrollar un plan estratégico detallado para la liberación, y ejecutarlo bien.
A sus 84 años, además de una mente clara y un espíritu imbatible, Sharp tiene una gran pasión: las orquídeas. En sus métodos como jardinero se resume y define su filosofía de vida: “Si no tratas a una orquídea (o a cualquier otra cosa) como se merece, no proliferará”.
Ahora que estamos en lo más crudo del más crudo invierno y tenemos toda una primavera por delante, cultivemos más y mejor, herman@s...
“Estas armas no violentas son muy importantes porque le dan a la gente una alternativa. Si la gente no las tiene, si no se dan cuenta de su poder, volverán a caer en la violencia y la guerra una y otra vez".
“Quien no se rinde, nunca será derrotado”
Gene Sharp.
Para ver el documental How to start a revolution (el enlace se autodestruirá en 7 días)
Qué señor tan inspirador. La primavera árabe ha sido un maravilloso ejemplo de que la lucha no violenta da resultados.
RépondreSupprimerCada día veo y siento la impotencia de quienes creemos que nada podemos hacer para cambiar el mundo. Es fácil contagiarse con el miedo y la desesperanza, yo misma noto cómo con cada mala noticia (el caso Gürtel y la vergonzosa absolución de Camps, los recortes sociales, el abuso de poder y la incompetencia de "nuestros" políticos, etc, etc, etc...) me desinflo un poco más (y crecen mis ganas de emigrar a Islandia).
Por eso debemos tener muy presentes a personas como Sharp y a las iniciativas que surgen a partir de sus ideas, para recordar que el cambio, aunque lento, sí es posible.
Un abrazo revolucionario, señorita ;)
P.D. Te dejé un enlace en mi penúltima entrada (la quejica), no sé si lo habrás visto.
RépondreSupprimerThanx por tu aportación en esta nada popular entrada. Yo que soy ciberactivista he sentido que se prendía la semilla de alguna idea o posible campaña. Me da un poco de pena que algo que me resulta tan interesante y aplicable resulte tan poco interesante a otros... pero, c'est la vie.
RépondreSupprimerNow me paso por tu rincón (tengo muchos deberes pendientes). Gracias again :)
Kisses rebeldes ***