mercredi 12 août 2009

I saw how video killed the radio star



Cuando dentro de algunos lustros se inicie un estudio comparativo titulado “la generación con mayor adaptabilidad tecnológica”, posiblemente, los nacidos entre los finales de los 70 y principios de los 80, tengamos mucho que decir. Y es que a la generación “Barrio Sésamo”, le ha tocado enfrentarse en su juventud a muchos y muy variados cambios científico-tecnológicos, con un mucho de permeabilidad y un bastante de asombro. ¿No les parece para tanto? Abróchense los cinturones y monten conmigo en la máquina del tiempo...

Muchos babies de la consti hemos pasado de ver Heidi en la primera tv en blanco y negro que compraron nuestros padres, a maravillarnos con las virguerías visuales de cualquier película de la Pixar en nuestra sofisticadísima televisión de plasma.
Recordamos, con un mucho de vergüenza ajena, la “armatostez” de los videos beta y sus gigantescas cintas, y como, en menos que se rebobina una ídem, fueron sustituidos, simultáneamente, por el VHS, el DVD y, salvo que algún invento aún más cool lo impida, el niño bonito o Blue-ray, sin derramar una lágrima.

Los más tecnófobos, entregábamos nuestros trabajos escolares a mano, mientras la mayoría de nuestros compis se regodeaban desde la superioridad olivettil de sus maquinas de escribir tradicionales o eléctricas, para sucumbir, muchos años después, en un aula universitaria, con algún trabajo en forma de Power Point, mientras nos preguntábamos cómo narices habíamos podido vivir sin nuestro ordenador portatil.
Nos hemos hartado de escuchar que la informática es fácil, pero el mundo no era de la misma opinión años ha. Recordamos con amargura ese crucial momento que nos cambiaría la vida para siempre: el día que como asignatura opcional, pasamos de Bill Gates y sus ventanitas, y escogimos francés...

Cuando el boom de internet arrasó los cimientos de todas las formas tradicionales de comunicación, nosotros ya éramos veteranos en la tradición epistolar. Posiblemente, hemos intercambiado cartas con algún amor de verano y, de vez en cuando comparamos, con cierto deje de nostalgia, como abrir el buzón de tu casa y el correo electrónico, no es exactamente lo mismo.
No nos costó aprender a teclear a la velocidad del rayo en los foros, en los chats o en el messenger, y a pesar de todo, nuestra ortografía ha sobrevivido más o menos intacta, al contrario de lo que le ha sucedido a generaciones posteriores.
Aprendimos a analizar información no visual y reintegrarla en la imagen virtual que tenemos de nuestros ciberamigos. Fuimos los primeros no adolescentes en enamorarnos de alguien a quien nunca habíamos visto, o en desnudarnos virtualmente; y nos hemos atrevido a lanzar un “te quiero” desde la seguridad aséptica de nuestras web cams.

Compramos nuestro primer CD cuando teníamos una aceptable colección de vinilos y casi estábamos tan cachas como Silvester Stallone a fuerza de rebobinar cintas de cassette con nuestro boli bic cristal (que escribía normal). Y la caja de zapatos que teníamos por walkman y en la que parecía que Madonna sonaba mejor que el resto, se fue estilizando y volviendo aerodinámica, para acabar condenada al ostracismo por culpa de esa sandwichera del espacio llamada discman. Pero tampoco esta última tuvo una vida larga y prospera. La música y nuestra forma de escucharla, se fueron informatizando y bautizando con numerajos y nombres raroides, que parecían sacados de la imaginería robotil de George Lucas: MP3, WAV, WMA, RA, MIDI, MP4, iPod...
Escuchar music en casita en tu soledad de melomanis totalis o acompañad@ de selectos amiguetes se convirtió, definitivamente, en cosa del pasado. Last.fm, blog, fotolog, facebook o myspace, entre otros, han convertido en misión imposible no saber qué escuchan nuestros contactos, aunque nos caigan mal (y a pesar de que no quieran/queramos, nos la embusamos mutuamente).

Observamos con estupor la evolución de la telefonía móvil. Todos hemos tenido un primer amor, un zapatófono del que nos sentíamos orgullosos, pero al que traicionamos al sustituirlo por uno más joven y guapo que hacía cosas que el anterior no podía hacer; para comprobar, unos cuantos amores después, que, básicamente, salvo por las fotitos, le seguimos pidiendo al smsing, smsing y al calling, calling.


Y aquí acaba el viaje. ¿Verdad que no exageraba? Este es sólo un botón de entre todos los cambios a los que hemos sobrevivido. Quién sabe que nuevas moderneces nos esperan... mientras aún sigamos siendo “jóvenes”...

11 commentaires:

  1. summer killed the blog updating?

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  2. I think so. Nadie escribe, estamos solas en el ciberespacio, nena...
    Bien, te diré que soy de las que se resistieron (y mucho) a los avances tecnológicos; me negaba a utilizar el ordenador hasta que no me quedaron más narices si quería trabajar (imprescindible en lo mío), y eso a pesar de que Hermanomayor es informático. Posteriormente, fui de las que juraron no usar un móvil nuncajamásenlavida; sigue sin hacerme puñetera gracia estar localizable en todo momento, y de hecho de vez en cuando lo ignoro cual sorda, pero lo tengo y lo uso (mmm... sobre todo para hacer fotos)
    Sigo echando de menos las cartas que llegaban a mi buzón y que aún releo (ni me acuerdo cuántos años hará que no recibo una...)
    ... y así podría ponerte cientos de ejemplos. Que sí, que nos resistimos, pero el tiempo pasa inexorable y los avances se nos comen, y si no avanzamos nosotras también, ya me contarás, nos haremos viejas prematuras.
    Así que a lo próximo que salga sólo hay que preguntar "por qué botoncito empiezo a tocar?"
    Un beso en cinta Beta (ya sabes, de las grandes ;)

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  3. que tiempos los de los trabajos a mano, yo la verdad que no utilice ordenador hasta mi primer trabajo, y la primera intranet para gente de la oficina me parecia ciencia ficcion, y ahora, ahora todo este intercambio ciberespacial no seria posible sin la tecnologia!!! un saludo en walkman desde el Cusco, Peru!

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  4. "summer killed the blog updating" jajaja
    no lo sabria, por aca es invierno, pero no creo que sea la estacion, es el mes jaja

    Yo estoy, pero no tengo mucho tiempo de escribir, aunque siempre leo las cosas que escribes, a veces prefiero no decir nada si no se me ocurre algo interesante o con una energia mínimamente comparable a la inventiva que suelen tener tus posteos

    Este en particular me identificó bastante, como a todos creo.
    (Todavia no he decidido si) LAmentablemente (o no) el tiempo pasa y las generaciones cambian, todo evoluciona (o involuciona, pero que cambia, seguro que cambia)
    Aprendemos a usar cosas con menos botones y mas funciones, a tener menos tiempo y mas cosas, porque nos adaptamos y somos felices con el cambio.

    Por lo menos yo creo que es la unica forma de vivir, ser felices adaptandonos..

    Saludoss

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  5. Madre mía, pues si lo lees todo de golpe sí que te da un shock, sí. Yo soy de las que, hasta ahora, se ha apuntado relativamente rápido a las nuevas tecnologías pero empiezo a estar ya un poco harta y, además, con la inteligencia que me caracteriza (je) me he dado cuenta de que no es más que una de las trampas de esta sociedad de consumo heavy que, entre todos, estamos creando. No te lo pierdas, ahora he visto que, en plan luxe, se vuelven a fabricar tocadiscos como los de antes. No si es que...

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  6. Hola! ya estoy aqui AGAIN. Por cierto, cierta persona que conocemos ambos dice que yo no pronuncio bien again... deberia enviarle un mensaje de voz a usted para que viera que mi again es perfecto ya que usted es inglesa de los pies a la llave. jajaja

    Bueno respecto a la actualización has descrito muy bien a nuestra generación, la generación de los inicios tecnologicos pero con un pasado no tecnologico.. somos los masters... despues de nosotros osea hasta el 21 de julio de 1987 todo lo que vino despues.... pues como que no es lo mismo jajajaj

    Besosssssssssss!

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  7. Yo antes descifraba los aparatos sin necesidad de leerme las instrucciones. Me dabas un aparatito con botones y en minutos lo dominaba. Ahora no entiendo en que idioma me hablan esos bichos... las instrucciones son más que necesarias y me doy cuenta de que me hago mayor... Espero que pronto la hija (aun nonata) de mis amigos me enseñe a configurar mi disco duro multimedia, o estaré perdido.

    Ya te dije el otro día que yo vivo con un pie en lo analógico y otro en lo digital. Me encantan los juguetitos electrónicos; pero también el regusto de lo clásico. Vivo entre el disco duro multimedia y los vinilos. Una dicotomía tecnológica.

    El texto es genial, como acostumbras.

    ¡¡Besos analogicos!!

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  8. Curiosamente he estado pensando en estas cosas y estaba escribiendo algo para el blog...desde luego razón no te falta y los cambios que hemnos ido sufriendo, pensándolos con frialdad, dan casi repelus, y a veces se mejora, no lo dudamos, pero a mi me gusta venir de esos comienzos que no que me lo hayan dado todo hecho desde ese otro punto.
    Esa nostalgia podemos vivirla nosotros, pero no los adolescentes de ahora.
    Como verás estoy sensible con el tema.
    Un beso!

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  9. Estoy contigo, la evolución de estos últimos años ha sido una pasada, hemos pasado en cuestión de 20 años de una cosa a otra sin despeinarnos, y madre mía lo que nos queda, creo que es mucho la verdad.

    Eso si, te diré que como ir a mirar el buzón y ver algo blanco dentro, como ese subidón no hay nada, lo que se experimentaba era genial, te sentías querida y recordada, en cambio ahora con el mail no es lo mismo para nada. Enciendes el ordenador, y a la primera ves quien es, la mayoría son absurdos pps o cadenas inútiles, en cambio cuando recibías una carta era diferente, sabías que te contarían mil cosas.

    Respecto a la música, era una pasada ir con esos pedazo de Walkman, con el que te creías que eras la reina del mundo al estilo Leo, escuchabas una oy otra vez la misma cinta y si había algún problema con el rebobine como bien dices, se metía un buen boli Bic y problema solucionado.

    De verdad que se me pone la piel de gallina pensando en esos tiempos. Gracias por hacerme recordar aquellos maravillosos años.

    Besoss

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  10. Para los que tenemos una letra infame las olivetti fueron un balón de oxígeno... y todo un entrenamiento para nuestras falanges, sin duda.

    Lo que no sé muy bien es de qué demonios me sirve tener en mi anulares una potencia desmedida si en cuestión de una década escribiremos con la mente... y si no, al tiempo.

    :P

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  11. Los videos Beta eran mejores que los VHS, además de más pequeños... Pero bueno, son las cosas que pasan en el mundo de la tecnología: lo mejor no siempre triunfa.

    Y me has sacado una gran sonrisa de oreja a oreja (o como tú dirías: orejil) con lo de rebobinar las cintas con el boli bic... Con esos walkman, y esas cintas de 90, y esas voces satánicas cuando se acababan las pilas xDDD

    Un beso!

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