lundi 23 mai 2011

De redes y revoluciones




La incomunicación es imposible. Eso se aprende en la facultad y también en la vida. En cada nuevo giro de este mal llamado planeta azul, la humanidad descubre nuevas formas de hacer crecer la telaraña de la intercomunicación sin que seamos conscientes de ello. Y es que hemos sido y somos animales gregarios.... hasta que llegó internet. Y cuando un grupo altamente social, desorientado y desencantado tiene a su disposición una herramienta poderosa, con vida propia y de consecuencias imprevisibles, cualquier caldo de cultivo se acelera exponencialmente.

Gracias a las redes sociales, por ejemplo, descubrimos diariamente información valiosa de la interacción de nuestros contactos con el mundo, pero también otros muchos datos que no queremos o necesitamos saber. Al mismo tiempo, en nuestras relaciones sociales, es mucho más difícil permanecer en los márgenes o cortar completamente los hilos, de manera que a menudo se da la paradoja de que vínculos rotos en el “mundo real” siguen manteniéndose artificialmente a través de actualizaciones de blogger, twitter o facebook. De esta forma, cada día sabemos más de nuestros amigos y conocidos (y, a su vez, de sus amigos y conocidos), pero también de nuestros “no amigos”, o incluso, enemigos, con todo lo bueno y malo que eso supone.

Consciente o inconscientemente, saber, conocer, “actualizarse”, deja de ser una necesidad y se convierte casi en una obligación social y/o moral para encajar en estos nuevos tiempos. Y con el peso del conocimiento, también llega la responsabilidad. Aunque se habla de los peligros de la conformidad y del abotargamiento de las masas, casi nunca se incide en su poder cohesionador, movilizador e impulsor. Tomamos un atajo en todos nuestros caminos, e incluso llegamos antes, si nos sentimos respaldados y apoyados. De la misma forma, es más difícil no actuar o no implicarse, cuando se es consciente, a través de un bombardeo de información masivo, de que algunas o muchas personas de tu entorno ya lo están haciendo.

Por lo tanto, el lado bueno de esta globalización (o wikileakación) es que todo lo que nos afecta directa o indirectamente ya no se puede guardar en algún cajón recóndito a la espera de que el tiempo lo vaya carcomiendo, no hay cajones ni polillas suficientes. Con una red tan eficiente y sofisticada, si se prende una mecha, ya no hay resguardo del fuego en ningún rincón del planeta. No importa tanto si la llama prende en Reykiavik, Túnez o Egipto, sólo que la llama prenda; Esta emocionante revolution que se vive en las calles y plazas no es realmente spanish. Simplemente, es. ¿Por qué habrá tardado tanto?

4 commentaires:

  1. Es imposible predecir las conscuencias (o el nombre) que esta revolution tendrá en el futuro. Sin embargo, desde que los Monty Phyton pusieron de moda la frase "nadie espera la inquisición española", ésta se utiliza para intentar quitar hierro o desdramatizar una situación. ¿Llegará el día en el que el mundo diga "nadie espera la revolución española" para ilustrar el ejemplo contrario, aquel en el que no hay que tener demasiadas expectativas o hacerse demasiadas ilusiones sobre algo que se anhela?

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  2. Estoy completamente de acuerdo con tu artículo. Los que aun se resisten a las redes sociales, se excusan en la falta de privacidad y en la pérdida de la vida real en aras de la virtual.Sin embargo, gracias a ellas el poder de los ciudadanos de a pie, de las personas normales, ha aumentado, aunque muchos no se hayan dado aun cuenta de esto.La democratización del arte, de la música, de la información, va de la mano de esa chorrada de facebook y twitter. Nunca antes se nos había ofrecido tal posibilidad de influir en la sociedad, de remover conciencias. Lo malo es que las malas influencias corren tanto o más que las buenas.

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  3. ¡Gracias por el comment, Lou! :)

    Pues síp, es fácil ver sólo un lado (casi siempre el malo)de las cosas. Internet es un invento muy nuevo y no se sabe cómo evolucionará o qué consecuencias treerá a largo plazo (como en su momento tampoco se supo que cambios traería, por ejemplo, la televisión), pero es una herramienta poderosa y de cada uno de nosotros depende su (mal)uso. Está claro que hasta ahora está siendo la mejor y más efectiva ventana al mundo, a la comunicación, la cultura y el cambio, en todos los sentidos de la palabra. ¿Cuántas pelis, libros y discos hemos descubierto gracias a ella? ¿cuántas personas hemos conocido? ¿cuántos pequeños o grandes granitos de arena hemos ofrecido al mundo? ¿cuántas opiniones, peticiones y protestas?¿cuántos movimientos sociales hemos vivido, aunque sea indirecta o virtualmente?
    Sabemos que no estamos solos y empezamos a comprender el poder de lo que eso supone.

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  4. A mi a veces, me da miedo todo lo conlleva el exponernos de esta manera y que conste que soy una friki de las redes sociales, pero la puerta abierta que se deja a la información, no sé... de momento me parece positiva, el echo de poder disponer de la información demanera rápida y eficaz me parece algo positivo. Por desgracia siempre hay un lado malo y bueno de las cosas, la cuestión es el uso que de le demos.
    Besukos

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