mardi 12 avril 2011

Yo de mayor quiero ser Paris... Hilton



El artículo de ayer intentaba trazar un paralelismo entre lo que yo me encontraba en la tele cuando salía de clase en mi adolescencia y lo que se encuentran los chavales en la actualidad. Estaba equivocada cuando aseguraba que nada había cambiado. En algunos aspectos, hemos cambiado a peor. Pero aunque no se comparta mi punto de vista, resulta absurdo negar que nuestra sociedad se está hipersexualizando a marchas forzadas. Yo admito que me preocupa el efecto que todo eso puede tener en los más vulnerables e influenciables: los jóvenes.

Investigando he descubierto que amplios estudios sobre la mujer y su sexualidad han revelado que ellas todavía no construyen su autoimagen como sujetos sino como objetos, en eso no ha habido cambios en el tiempo. Pero si se hiciera una encuesta femenina y preguntáramos el ideal de mujer sexy, veríamos que ese concepto no tiene que ver con ellas mismas sino con satisfacer a otros. Hay niñas de cinco y seis años que ya están construyendo su autoimagen en relación al impacto que causan en otros y eso tendrá consecuencias cuando ellas inicien su vida sexual.

Las fuentes de sexualización actual provienen prácticamente de todas partes, especialmente de todos los medios de comunicación: televisión, vídeoclips, letras de las canciones, películas, series, revistas, publicidad, deporte, vídeojuegos, internet, personajes de moda, etc. Pero también de los padres, la escuela, los amigos, la moda o los juguetes. Todos sexualizan a la mujer, principal género objetivo, aunque los niños tampoco se libran. ¿Exageración? ¿Qué mensaje es el que cala en un cerebro esponjil cuando enciende la televisión o abre una revista:

- Para ser socialmente valioso y aceptado, si eres mujer, ante todo, hay que estar muy buena
- El aspecto físico de las mujeres tiene más peso e importancia que el de los hombres en todos los ámbitos de su vida
- La esencia de lo sexy está en el cuerpo
- La autoestima depende en gran parte de lo mucho o poco que gustes físicamente a los demás
- Está bien que se comercie laboralmente con la sexualidad de las mujeres para conseguir un objetivo
- Las mujeres pueden ser objetivizadas y expuestas para disfrute de los varones
- Tener un buen físico es tan o más importante que la formación académica o las cualidades personales.

La salud mental (trastornos alimentarios, de personalidad, de autoimagen, ansiedad y depresión, etc.) y física, el desarrollo de una sexualidad sana, y las actitudes y creencias sobre la feminidad y el sexo, acaban convergiendo en que el valor de una mujer está vinculado a su atractivo físico. Pensar sobre el propio cuerpo y compararse continuamente con los ideales sexuales culturalmente establecidos disminuye el rendimiento intelectual y distorsiona claramente las motivaciones y los procesos emocionales.

El efecto dañino de la sexualización en la mujer joven se prolonga en la etapa adulta y se extiende a los chicos, a los hombres adultos y a toda la sociedad. El hombre puede creer que sólo es una buena pareja aquella que cumple con los estereotipos sexuales “aceptados”. La mujer adulta puede pasarse la vida intentando parecer siempre joven y sufriendo por ello. Y en las sociedades sexualizadas aumenta el sexismo, disminuye el interés de las mujeres por profesiones científicas, de ingeniería o tecnología y aumentan las conductas de violencia sexual y la demanda de pornografía infantil.

Las alarmas y recomendaciones del informe comentado al inicio provienen de expertos sin intención moralista, religiosa o feminista. No comportan retroceder en la libertad sexual ni en su información, sino todo lo contrario, tratan de insistir en aquello que es fuente de seguros problemas. Además esa “sexualización precoz” no facilita el disfrutar del sexo posteriormente de manera sana y libre. Querer ser muy sexy no va asociado con una buena práctica sexual ni con una libertad para ejercerla sanamente y con madurez. Hay estrategias para minimizar la influencia de los medios sobre la sexualidad insana pero la sociedad debe querer imponerlas y proponerse abandonar ganar dinero a través de ellas. ¿Quiere?


P.S. Este article es un tutti frutti entre ideas mías y otras de psicólogos y sociólogos que he ido recogiendo por ahí, asi que no es 100% de mi cosecha.

2 commentaires:

  1. Yo también recuerdo a las Mamachico y a todas aquellas aberraciones de este triste país que en aquellos primeros noventa todavía no había salido en parte del destape. Y yo no lo entendía como lo entiendo ahora porque era bastante pequeño y sólo lo veía como un espectáculo más... Pero desde luego, me da asco que hayan tratado de educarme con eso.

    Cada vez somos más "cosas" (y eso se pasa cada vez más también a los hombres, creo) y eso es necesario para el sistema porque hemos de gastarnos la pasta en operaciones, en ropa de tal o cual astilla, en gimnasios, en cremas aberrantes, en lociones que te lo prometen todo...

    Otra estrategia más del capitalismo agresivo.

    Últimamente me hace gracia un tipo de anuncio horrendo: ¿has visto algún spot de "alargador penil"? Pues vi uno el otro día y sale una tipa con tetas gigantescas y redondeadas al estilo actriz porno y dice: "A los hombres les gustan grandes y a nosotros también", o algo así. Y entonces, sale su maromo y dice algo en plan: "Si nosotros pedimos pechos perfectos, ellas tienen derecho a pedir penes perfectos". Es algo de ese rollo. Es verdaderamente horrendo.

    Pero las constumbres sociales estúpidas están para romperlas :)

    Se te quiere.

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  2. Lo único que puedo añadir a lo dicho en la anterior entrada es que creo que, desde hace unos años, están intentando hacer con nosotros todo eso que dices, metrosexualismo, pasta y abshapers...

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