dimanche 3 avril 2011

No es país para príncipes




Confieso públicamente que no conozco a mis vecinos. Grandes capos de la mafia de diferentes nacionalidades podrían trapichear a sus anchas en el edificio y yo no me daría ni cuenta. Supongo que esto se debe en parte a que me salto a diario los breves momentos de forzada interacción, ya que, a menos que la compra me acompañe, suelo subir y bajar las escaleras. En una de esas escasas ocasiones, coincidí en el ascensor con el vecino de al lado. Temía un incómodo silencio o una charla insustancial sobre el tiempo, pero para mi sorpresa, comenzó a hablarme de las quejas de la comunidad hacía otro vecino por los ruidos excesivos que estaban generando las obras de su casa. Según Mr B (la letra de su puerta es lo único que sé de él), este hombre estaba siendo injustamente acusado, y añadió que si él estuviera en su lugar, gritaría a los 4 vientos que en su casa podía hacer lo que le diera la gana, bien fuera usar el taladro o tocar la trompeta, sin importar si eran las 4 de la tarde o de la mañana.

Tristemente, lo de este anti-Flanders no es un caso aislado. El club “hago lo que quiero sin tener en cuenta las consecuencias mientras me dejen” tiene muchos adeptos en todos los estratos económicos y sociales. A mi este yoyismo desproporcionado se me asemeja a esa mentalidad megalómana que tenía la realeza en la edad media. Pongamos el ejemplo extremo de un príncipe malcriado que se pasea a diario con la confianza de que todo lo que entra dentro de los confines del reino de papá es suyo. Mientras el monarca se lo permita, puede sablear a los campesinos, aprovecharse de las mujeres, quemar unas cuantas casas como quien toma el te o azotar al pintor de la corte por dejarle poco favorecido en un cuadro. ¿Pero que pasa si un día el reino entero se amotina y deciden que todos merecen tener exactamente los mismos derechos y privilegios que un príncipe?

Básicamente, solo hay dos opciones posibles. Del canibalismo de la primera ya vemos suficiente en la calle, los periódicos, los telediarios, los libros de historia, y novelas como La Carretera, de Cormac McCarthy. La segunda, pasa por un cambio de valores, asumir que la única forma de convivir entre príncipes es que nadie lo sea. Pero, como sociedad, aún no estamos reeducados, por eso protestamos cada vez que vemos mermados o amenazados nuestros “derechos reales” sin tener en cuenta, en muchas ocasiones, las consecuencias del L’Oreal thinking o “porque yo lo valgo”.

Esta rancia visión del mundo no se ha puesto en evidencia sólo en los grandes cambios sociales, económicos o culturales que hemos vivido, como, por ejemplo, el derrocamiento de los grandes tiranos, la creación de sindicatos o el derecho de las mujeres al voto. Siempre ha habido príncipes, como Mr B, que protestaron al descubrir que tenían que mantener ciertas normas cívicas de convivencia, cuando les indicaron cómo conducir o tirar la basura, y, más recientemente, mediante la prohibición de la ley anti-tabaco.

Estamos en la era del destronamiento, ladies & gentlemen. La población principesca aumenta y las tierras y recursos a nuestra disposición son cada vez más escasos. Reeducar pasa por poner límites o eliminar conductas y, como adultos malcriados de la generación del derroche, debemos ajustarnos a ellos, reaprender que, en realidad, no podemos abusar y/o despreciar lo que no nos pertenece porque el impacto de lo que hacemos (o no hacemos) no nos afecta(rá) solo a nosotros. Esto puede hacerse a las buenas, mediante un cambio de chip (o una hábil Super Nanny) o a las malas, vía multas económicas, prohibiciones, penas de cárcel y demás. ¿Estaremos preparados para los ajustes que nos esperan? ¿cómo reaccionaremos como sociedad dentro de unos años, si nos limitan, por ejemplo, la cantidad de carne que debemos consumir o la cantidad de hijos que podemos tener?

¿Qué me dices de ti? ¿eres "príncesa/príncipe" o “ahorrador”? ;)

Para saber más: El futuro de la humanidad lo decidimos hoy El artículo tiene unos añitos, pero las cuestiones que plantea son tristemente actuales.


Pasen por la encuesta, s’il vous plaît!

8 commentaires:

  1. ‎"El silencio es el ruido más fuerte, quizá el mas fuerte de todos los ruidos".

    Miles Dewey Davies

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  2. Reeducar se me antoja una empresa titánica, pero imprescindible, tal y como está el patio.

    Excelente artículo :)

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  3. Indignaos (fragmento)

    " Es verdad que las razones para estar indignados pueden verse hoy menos claramente relacionadas o el mundo se ha vuelto demasiado complejo. ¿Quién está haciendo el ordenamiento, quién lo decide? No es siempre sencillo diferenciar entre todas las corrientes que nos gobiernan. No estamos lidiando con una pequeña elite cuyas actividades pueden ser fácilmente visibles. Este es un mundo vasto, en el cual tenemos una sensación de interdependencia. Vivimos en una interconectividad como nunca antes. Pero en este mundo todavía hay cosas intolerables. Para verlas, es bueno y necesario mirar, buscar. Le digo a los jóvenes, busquen poco y eso es lo que van a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir ’No puedo hacer nada contra eso. Ya me las arreglaré para salir adelante’. Por incluirte a ti mismo en esto, pierdes uno de los elementos que hacen al ser humano: la facultad de indignarse y el compromiso que es una consecuencia de lo primero. (...) El pensamiento productivista, impulsado por Occidente condujo al mundo a una crisis de la que debe salir a través de una radical ruptura con el concepto de "crecer" no solo en el campo financiero sino también en el dominio de las ciencias y la tecnología. Ya es el momento de que las preocupaciones acerca de la ética, la justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental) prevalezcan. Porque son los riesgos más serios que nos amenazan. Ellos pueden poner fin a la aventura humana en el planeta, que puede llegar a ser inhabitable para los humanos. "

    Stephane Hessel
    (Francia, 1917)

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  4. Últimamente con lo de la ley antitabaco o la regulación de los 110Km/h en autopistas o la Ley Sinde no dejo de oir comentarios tipo "lo que hay que hacer es educar y no prohibir". Estaría muy de acuerdo si viviésemos en un mundo perfecto y fuésemos una sociedad razonable; pero no es el caso.

    Resulta que todos sabemos que fumar es malo, que fumar al lado de otro le perjudica; pero muchos fumadores siguen fumando en recintos públicos. ¿Educar? ¿¿Que pasa que no se han enterado todavía??

    También sabemos todos que conducir rápido es peligroso, pero si no hubiera radares la gente no respetaría los límites de velocidad.

    Y si no hubiera multas no se hubiera extendido el uso del cinturón de seguridad, o si no hubiera controles muchísima gente más cogería el coche con unas copas de más.

    Cuando nos bajamos una película pirata ¿acaso no sabemos que hay gente que ha invertido su dinero en ella?

    No somos, como sociedad, muy proclives a dejarnos ser educados, así que si hay que imponer ciertas normas de sentido común por la fuerza, yo estoy de acuerdo.

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  5. Está comprobado que se educa mejor mediante recompensas que mediante castigos. Si a un niño, por ejemplo, le das un premio (verbal, chucheril, whatever) por cada conducta que quieres reforzar en lugar de castigarle por cada vez que mete la pata, aprenderá más y mejor mediante recompensas.

    Creo que en algunos aspectos, como sociedad, somos niños malcriados porque no se nos ha enseñado a tener en cuenta las consecuencias de lo que hacemos, a no malgastar o a hacernos autoresponsables. Desgraciadamente, ese egoísmo desmedido nos está devorando.
    No soy partidaria de “la letra con sangre entra”, el “si no es por las buenas, será por las malas” o el famoso cachete. Si partiéramos de 0 y tuviera alguna influencia, como super nanny, de crear programas de reeducación, las multas, penas de cárcel y demás estarían fuera de mi lista. El problema, es que aquí y ahora, no partimos de 0 y el tiempo se agota, porque hay nula solidaridad y también hay muchos, muchísimos hábitos que realizamos irreflexivamente y que no podemos seguir manteniendo. Parece que no hay interés en concienciar como Yoda manda, en invertir en educación. Somos como el típico estudiante que sólo se pone las pilas en la víspera de un examen, cuando el agua ya le llega al cuello. El problema es que esa empollada del último día a veces sale bien y otras no tanto.

    No sé cuánto tiempo llevará el cambio de valores (si es que llega someday). Mientras los mandamases sigan anteponiendo (con nuestro permiso) el dinero por encima de todo, seguiremos todos más perdidos que un pulpo en un garaje, consumiendo y derrochando lo que no tenemos e hipotecando a las generaciones futuras. A mi el tema ecológico es el que más me quita el sueño.
    ¿Cómo enseñar al personal en poco tiempo a cuidar y respetarlo todo (y a todos), a ver que las cosas y los seres no están en este planeta para nuestro único y exclusivo uso y disfrute?

    Yoyismo desmesurado rules. La gente sabe que fumar o conducir muy deprisa es muy peligroso para todos, pero antepone su comodidad y su egoísmo. También muchos saben lo caro y poco ecológico que es coger el coche a diario (a veces para cosas como comprar pan), pero siguen teniéndole alergia al transporte público o a la bici. Casi nadie se preocupa por la cantidad de porquería que se vierte a la atmósfera por cada grado que se sube la calefacción en invierno o del derroche absurdo de agua perfectamente potable que se despilfarra en baños de burbujas, hidromasajes o duchas de 20 minutos (además de los 5 y 8 litros cada vez que se tira de la cadena del WC).
    Cambiar de teléfono móvil, de ordenador o de coche cada 6 meses o comprar esa ropa en rebajas que luego se tira, es otro despilfarro de recursos intolerable, producir todo eso cuesta muy caro en recursos, ¿pero quién se preocupa?

    Estamos llegando a un punto muy triste en el que el tiempo se acaba y hay que empezar a decir eso que los niños mimados casi nunca escuchan como “no”, “ahora ya no puedes hacer tal o cuál cosa”. Meter multazos es el castigo del que hablaba al principio. Yo creo que hay mejores métodos, como premiar las eco-conductas, por ejemplo, pero creo que hay gente que, por mucho que me reviente admitirlo, solo responde a los multazos para respetar o abrir su dura cabezota...

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  6. Yo no tengo tanta fe en la humanidad, la verdad... Cada vez me asusta más el comprobar que el señor Orwell no era escritor, sino vidente.

    ¡Besos!

    PD: me ha encantado el texto :)

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  7. La sociedad no es un individuo. No esperes comportamientos individuales en una sociedad. ¿Premiar conductas? Hay cosas que funcionan como ejercicio intelectual; pero no como hecho práctico. Sinceramente lo veo como un desideratum inalcanzable.

    Ahora nos parece espantoso cuando vemos en Mad Men a la gente fumando en un hospital; pero no es porque recompensemos a los que no lo hicieron. Es porque se pusieron multas, y a partir de ahí aprendimos.

    Además, cuando se trata de premiar a unos por hacer algo frente a los que no lo hacen, no deja de ser un castigo para estos últimos. Se quedan sin premio por portarse mal. No hay excesiva diferencia.

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  8. ¡Joder, Rick, que rotundidad! Casi dan ganas de contestarte: ¡señor, sí, señor! ;)

    Cuando estudiábamos los refuerzos positivos y negativos, el modelado en los niños y demás, no dejaban de bombardearnos con estudios que se contradecían continuamente. Algunos decían que el refuerzo positivo era más eficaz que el negativo (refuerzo negativo no es castigo, ojo), otros que ambos debían usarse a la par para ser eficaces y también había terceros que argumentaban que la aplicación de uno u otro dependía de la personalidad o del grupo en cuestión.

    Hay millones de experimentos en internet demostrando las ventajas de todos ellos, y no aplicados sólo a individuos concretos, sino también a instituciones, empresas, pueblos y demás. Por si te aburres o te interesa, aquí hay un ejemplo de refuerzo positivo aplicado a la empresa, aunque la traducción es malísima. http://www.gotasdeconocimiento.com/pdf/4_liderazgo/retroalimentac_interpersonal.pdf

    ¿Que sería complicado hacerlo a mayor escala? Pues sí. ¿Qué si es imposible? En mi modesta opinión, no. Hace poco leí un artículo en el que se recompensaba con premios a los conductores responsables y parecía que eso les animaba a seguir respetando los límites de velocidad con más eficacia que a través de multas. Es un primer y pequeño paso para pasar del “hago lo que debo por miedo a” al “hago esto porque es lo correcto y porque quiero”.

    Nada se puede generalizar y los blancos y negros no existen. Habrá situaciones y conductas que sean más fácilmente modificables usando un método, mientras que otras se beneficiarán más de otro (lógicamente, lo que resulta más desagradable o engorroso es más difícil de modificar). Puede que aquí y ahora “ir por las buenas” en determinados contextos sea una utopía, no lo sé, las consecuencias suelen ser impredecibles hasta para los expertos y a mi el tamaño de todo esto me supera, pero eso no significa que no pueda hacerse o que no llegue a conseguirse en el futuro. En el caso del aprendizaje social, fomentar la autoresponsabilidad, “transformar” la motivación de extrínseca a intrínseca y aumentar el refuerzo positivo por realizar una acción que te favorece a ti y además favorece a otros, aporta una satisfacción y refuerza tu ego, lo que hace que te enganches fácilmente a recibir más dosis. Claro que siempre habrá gente con la que todo esto no funcione, pero si se hiciera bien, si los mandamases pusieran ganas (cosa que hasta ahora no ha ocurrido) creo que la satisfacción y el disfrute refuerzan un comportamiento de manera más eficaz que un castigo, de la misma forma que creo que se aprende más y mejor divirtiéndose que por miedo a no aprobar.



    P.S. ¿Me estás diciendo de verdad y palabrita de niño Jesús que todo lo "políticamente incorrecto" que tú y las personas que conoces no haceis es únicamente por miedo a una represalía, multa o demás? ¿la solidaridad, la sensibilidad, la educación y el respeto no tienen nada que ver en ninguno de los cambios que hemos vivido? ¿sólo somos lobos para nosotros mismos?

    P.S.2. Los niños que se quedan sin chupa chups por portarse mal y que miran con envy cochina a los buenecitos que sí lo han recibido, no sólo aprenden que ese día han sido castigados sin premio, sino que si la próxima vez son buenos, sí lo habrá. ¿Qué crees que harán en el futuro? Dependerá de lo mucho o poco que les gusten los dulces, I guess ;)

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