lundi 1 novembre 2010

Objetos de transición




De niña pasé muchas horas visitando cementerios. Para mi era un ritual familiar insoslayable que asumía con resignación infantil. Y mientras los míos colocaban flores y adecentaban lápidas, yo me alejaba lo suficiente como para tomar fotografías mentales, sopesar la tristeza del ambiente o comparar la belleza de las flores.

Cuando los ausentes tienen un peso equiparable a los vivos, tiendes a ver la muerte y todo lo que la rodea con una naturalidad de la que carece la mayoría de la gente. Para mi, los cementerios siempre han estado desprovistos de cualquier rastro lúgubre, tétrico o macabro. Simplemente, eran lugares tristes cuya funcionalidad no entendía demasiado bien. ¿Por qué había que desplazarse a otro lugar para homenajear a un ser querido?¿Cómo era posible que una fría piedra sustituyera a un recuerdo?

No ha sido hasta muchos años después, cuando he descubierto que los cementerios (al igual que los funerales o cualquier ritual mortuorio), no se hacen para los muertos, sino para los vivos.
A la mente le cuesta tantísimo asimilar una pérdida, asumir que nunca más volverá a ver a un ser querido, que hasta que ese proceso se complete, necesita un ritual, un soporte físico, una especie de objeto de transición en el que focalizarse, de la misma forma que un niño pequeño necesita su peluche preferido o una mantita cuando ha de separarse de sus padres o comienza la guardería.

Hay gente que necesita ver físicamente al difunto para decir adiós; otros pasan horas ante la lápida, charlando, llorando, recordando; los hay que necesitan llevar un medallón con sus cenizas, mientras que muchos duermen con su ropa cuando están tristes o sienten frío. Y también hay personas que, simplemente, se aferran a sus fotos. Imágenes que compiten y reafirman las de la mente, recuerdos tangibles de que los buenos momentos existieron y nadie puede arrebatárselos.

Al parecer, nuestros mecanismos de asimilación no siempre evolucionan y maduran con los años y, obviamente, no son tan sofisticados como desearíamos. Ante la pérdida, nos guste o no, todos somos niños aferrándose a una deshilachada mantita...

7 commentaires:

  1. Somos niños al fin y al cabo con partes más desarrolladas, somo capaces de entender más y de darnos cuenta que los cementerios son solamente sustitos de esa mantita de antaño..
    y aún así, los seguimos utilizando


    un escrito perfecto, se lució señorita
    =)

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  2. Análisis muy certero. La clave está en ver la muerte no como algo horrible, sino como una parte natural e inevitable de la vida. Yo tampoco soy de ir a cementerios.

    Un besote

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  3. Mi abuela murió justo hoy hace ya seis años. No voy al cementerio nunca, pero sí tengo su foto.

    Análisis muy certero, como comenta Héroe de Leyenda.

    PD: Qué bien expresaste el miedo atroz que todos hemos pasado leyendo o viendo La Carretera. No dejo de pensar en lo grande que es tanto la peli como el libro a pesar de lo durísimos que son.

    Muchos besos, preciosa.

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  4. Tienes toda la razón... ante la inmensidad de algo tan inabarcable como la muerte, nos empeñamos por domesticarla y encajonarla, y los ritos de despedida no son más que intentos por amortiguar el impacto de la pérdida.

    Grandes, tus líneas de hoy.

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  5. Algunos, ni tan siquiera sabemos qué necesitamos para superar una pérdida. Ni fotos, ni flores en el cementerio, ni la mantita deshilachada, nada vale.

    Me marcho por un tiempo, no sé a dónde, pero necesito coger distancia. Tengo miedo de no recuperar jamás a la persona que siempre he sido, pero no puedo dejar de intentarlo aunque no sepa ni por donde empezar.

    Ultimamente no puedo escribir, y me resulta muy triste, mi mente y mi alma están exhaustas.

    Tienes las coordenadas para encontrarme si lo necesitas. Mientras tanto, espero que sigas fabricando magia a golpe de tecla, en relatos únicos que van moviendo poco a poco el mundo. Y también espero que cada palabra te produzca la felicidad y satisfacción que mereces.

    Un abrazo de despedida.

    ***

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  6. manzanas traigo.

    ahora no puedo responder a tu post. pero me ha enamorado del nuevo dibujo de portada, la cebra-bosque. hacía tiempo que no veía algo tan bello y no podía dejar de decirlo.

    soy de los que creen que somos desiertos y bosques. planetas y cometas. paredes o esquinas.

    bss

    j

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  7. Pss, pss, vengo de puntillas en pijama, asomándome a ésta noche que empieza, solo a decir hasta pronto.

    Tengo ya la maleta hecha, está aquí al lado de la cama. Por supuesto llevo la cámara, y verás muchas de las cosas que yo vea a través de las imágenes que traiga.

    Mañana temprano me voy, una semana completa. Y tenía ganas de despedirme, de mandarte un abrazo y una pequeña sonrisa.

    =)

    Buenas noches.

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