jeudi 17 juin 2010

SolidariCAT




Hace poco hablaba en este blog sobre el pasotismo e indiferencia de propios y ajenos hacia mi faceta solidaria. Ahora que se acerca mi cumpleaños y me da masocamente por hacer balance, como todos los años, me doy cuenta, con un ligero escalofrio, de que he perdido la ilusión en la amistad. También he dejado de esperar comprensión y pequeños gestos de apoyo de la gente que quiero. C'est le vie. Tal vez hacerse mayor sea esto.
Sé que para muchos una simple firma es demasiado pedir y supongo que para la mayoría de vosotr@s también, pero ni la frustración, ni la rabia, ni la misantropía van a impedir que grite cuando creo que se necesita hacerlo. Incluso aunque no me oiga nadie.

Ayer creé esta petición. Quien quiera, que la firme.

Las chicas de Proyecto Gato son pioneras. Ellas solas encontraron la solución para frenar la overpopulation de gatos en Vigo: encontrar colonias, esterilizarlas, recoger a los babies y heridos, buscar un hogar para los mansos y devolver a la colonia a los "silvestres". Durante cuatro años, miles de gatos han llevado una vida digna gracias a ellas.
Medio Ambiente les prometió un refugio que no ha llegado y, para remate, les han cortado la ayuda económica (siempre sufren los efectos de la crisis los más indefensos, pero los 554 millones de euracos anuales para la fucking tauromaquia que nadie los toque). Ahora la asociación y las vidas de miles de cats están en peligro. Trabajan en un cuchitril, con unas medidas higiénicas dignas de la Edad Media, sin apenas dinero, con el miedo constante de que se les mueran los pocos gatos que consiguen salvar. Han recogido 5000 firmas reclamando un refugio digno, pero, al parecer, no son suficientes.
Cuando supe del caso, no puede evitar crear una petición internacional, para ver si entre todos podemos presionarlos. Estas chicas son de los pocos y valiosos seres en este planeta que se dejan la piel por otros, los más frágiles, los que todo el mundo ignora o desprecia. ¿Vas a dejarlas en la estacada?

jeudi 10 juin 2010

La generación de la frustración laboral



Si miro a mi alrededor, la situación laboral de la mayoría de mis coetáneos en la “Generación Barrio Sésamo” es la siguiente: a) Trabajo llevadero, pero no vocacional; b) Trabajo frustrante y no vocacional; c) “Explotación vocacional” y d) Paro. Son pocos y muy raros los casos de personas que trabajan en aquello para lo que están preparados y/o les gusta, y son aún más escasos y excepcionales aquellos los que lo hacen con un sueldo y unas condiciones decentes.

Cada vez que voy al centro comercial de mi ciudad me da un bajón. Me atrevería a decir que el 60% de mis antiguos compañeros de colegio han acabado “engrasando la máquina industrial” como reponedores, encargados, dependientes y cajeros. Muchos de ellos tienen estudios superiores. Hay potenciales químicos, abogados, profesores, filólogos y psicólogos entre esas personas que diariamente buscan tu talla de camiseta en el almacén, te aconsejan una televisión de 32 pulgadas en lugar de una de 26 y que, al pagar, te piden amablemente la travel.

Algunos de ellos se muestran moderadamente satisfechos con su situación laboral. Después de todo, corren malos tiempos para la galaxia y lo importante es poder pagar el ADSL, la gasolina y las lentejas. Pero la psicóloga que habita en mi siempre se pregunta ¿qué pasará dentro de unos años cuando ya no seamos jóvenes?, ¿qué cicatriz nos dejará haber pasado toda nuestra vida realizando un trabajo sin apenas alicientes que está muy por debajo de nuestras capacidades?

Todo apunta a que todos aquellos que merendábamos con Epi, Coco, Espinete y el monstruo de las galletas (y posiblemente los que vengan detrás), estamos destinados a ser “la generación de la frustración laboral”, aquella que tuvo que hipotecar sus sueños. Y teníamos razones para soñar de niños. Después de todo, fuimos "cachorros mimados" y las comparaciones con nuestros padres, por una vez, eran todo menos odiosas. Pero, hoy día, los pocos que utilizan la palabra vocación son mirados como ilusos, infantiles o locos.

Aunque lo más descorazonador, es descubrir a diario como la mayoría hemos caído ya en la Indefensión aprendida. Nos tragamos, capítulo tras capítulo, la triste serie que nos han querido vender. La televisión nos ha educado para mostrarnos pesimistas, apáticos, pasivos y conformistas ante esa "cruda e inalterable reality". El idealismo y la capacidad de riesgo nos resultan demasiado caros. No nos esforzamos en aspirar a más, en hacer más, en ser más. ¿Acaso creemos no merecerlo? Nos hiere la desorientación, la falta de amor propio y la falta de tiempo para reflexionar y darnos cuenta de dónde estamos y hacia dónde vamos...




P.D. Actualización ultramegapesimista de la que, posiblemente, me arrepienta mañana.


P.D.2. Por si a alguien le interesa si los vegetarianos somos más empáticos que los omnívoros, que pase por caja aquí V for vegetarian


P.D.3. I don’t believe in you anymore...
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